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domingo, 25 de febrero de 2018

LOS CASTILLOS DE TOLEDO 6 (Los Yébenes-Castillo de Guadalerzas-Urda-Castillo de Consuegra-Los Yébenes)

Volvemos a las andanzas de nuevo.
     No todo iba a ser entrenar, entrenar y entrenar. Los días de asueto y salidas de relax también están contemplados.
     Hacia ya 2 años desde la última ruta de "Los Castillos de Toledo" y abordamos la 6ª edición.

     Esta vez, debiamos de desplazarnos un poco mas lejos que en la 5º edición. Y ya sabéis, la gran mayoría de gente, o no quiere desplazarse con el coche, o no les gusta madrugar, o no les gusta venir tarde a casa, o simple y llanamente te ponen escusas tontas para no poder acompañarte en una ruta. Pero eso no es el caso que nos ocupa ahora.

CRÓNICA

     Sábado 25 de Febrero del 2018. El despertador suena, no mas tarde de las 6:00 h y tras haber colocado la noche anterior todos los bártulos, no había que correr mucho hoy. Habíamos quedado a las 6:45 h en el Hostal de Valmojado 2 bikers: Javi Maqueda y el que escribe. Esta vez vamos en la furgo de Javi, ya que al ser sólo 2 los que salimos desde esta zona, seria muy aburrido ir en 2 coches. Partimos hacia Los Yebenes (lugar de comienzo de la ruta) llegando media hora antes del comienzo y dándonos tiempo a un pequeño desayuno junto a mi hermano Roberto. Posteriormente vamos hacia el punto de encuentro en la Plaza Fuente Nueva, donde nos encontramos con Jose que nos espera. Ya somos 4 bikers y no vemos que pueda asistir nadie mas.
     Bajamos las bicis, nos colocamos los atuendos ciclistas y partimos con exactitud a eso de las 8:30h. La salida del pueblo es por la calle Fuente Nueva, donde al ser en bajada, nos pasamos la entrada al camino Tejeras que debíamos tomar pero pudiendo metros mas adelante retomarlo por un pequeño sendero junto a una valla. Un terreno rojizo y bacheado nos recibe. Es un día frío, donde el termómetro de Jose apenas marca 3 grados.
     Nos desviamos a la derecha para tomar una de las calles del P.I. y cruzar por encima la N-401. El camino es rápido y acrecienta mas la sensación de frío. En el km 7 junto al Arroyo Bracea, nos encontramos con una antigua fortificación tipo Atalaya en un pequeño cerro, de la cual no tenemos fotos. El camino, por esta zona, no se encuentra muy pisado, y la sensación era de que hacia bastante tiempo que no pasaba nadie por allí. Pese a ello, cerca había una explotación ganadera.
     Ahora nos toca pedalear por un camino pestoso, lleno de piedras, donde no existe la trazada buena para poder esquivarlas. Aguantamos como podemos. Nuestras ruedas lanzan piedras hacia todos los lados. Esto nos dura durante 3,3 kms hasta que salimos al camino de una finca que se nota que está mejor acondicionado. Pequeña parada que ya estamos en el km 11. Aquí había otra opción de seguir por un camino que resultó ser una finca y que nos hubiese ahorrado algo de distancia y tiempo.
     1 km nos separa de un camino paralelo a la carretera N-401 por el que ciclamos durante poco tiempo, ya que debido a su escaso transito, esta un poco dejado, llegando a casi desaparecer. Es aquí cuando decidimos rodar por la carretera. No nos gusta tener que usar esta opción, pero hay veces que no hay mas remedio. No nos dura mucho, ya que es track nos desvía a un camino a la izquierda. Aquí llegamos hasta una puerta, después de pasar por debajo de la vía del tren, donde no hay salida. Y después de hacer casi 2 kms buscando la salida, retrocedemos y volvemos a salir casi donde nos habíamos girado antes. Durante 2 kms nos toca carretera, de nuevo, hasta que nos damos cuenta de que el camino nos viene siguiendo paralelamente a nuestro pedaleo. Nos salimos hacia la izquierda, por un sendero entre arboles, retamas y una valla, donde las rodadas que vemos nos indican que ha pasado antes alguien. Decir que el primer Castillo al que vamos, está en una finca privada, donde la puerta de entrada tiene un paso canadiense y un letrero que pone "A su paso, cerrar la puerta, animales sueltos" y que nosotros nos encontramos abierta. Pasamos y lo primero que nos recibe es un extenso numero de vacas, que durante algunos segundos nos impiden el paso. Tras dar un pequeño rodeo, los animales nos dejan entrar en el camino que nos marca el sentido a seguir. Luego nos encontramos otra puerta que abrimos y volvemos a cerrar. El paso del Arroyo Bracea lo tenemos que hacer a través del agua. Con tiento y certeza conseguimos pasar y adentrarnos en una cuesta, como no podía ser de otra manera, con piedras.

     Nos recibe el Castillo de Guadalerzas. En un estado muy deteriorado, conserva en pie casi todas sus paredes, todo lo contrario que sus techos. Todos derruidos por el paso del tiempo. El paso a el está prohibido y cerrado en sus distintas puertas de paso. Algunos palos se conservan todavía en las alturas que dan cobijo a los pájaros. Durante siglos el castillo fue utilizado como hospital. El nombre le viene del valle de Guadalerzas que es en el que se encuentra. Fotos y mas fotos después, retomamos el track volviendo sobre nuestros pasos .  hasta casi el arroyo y giramos a la izquierda por una zona donde observamos varios puentes antiguos para el paso del arroyo. A su vez, en muchos sitios, el agua se encuentra congelada debido a las bajas temperaturas que debe de hacer por ese valle. Este tramo del recorrido se encuentra casi virgen de no ser por el paso de los agricultores de la finca. Pasamos un par de puertas que abrimos y cerramos, saliendo a un camino algo mas transitado pero también no muy bueno.



     Toca subida para salir del valle y al girarnos, podemos ver la foto del Castillo en todo lo alto. Por el camino que ciclamos ahora, podemos ver que en tiempo de lluvia es practicamente imposible pasar por el. Sube y baja, nos acercamos a pedalear junto a la carretera hasta llegar a un punto donde cruzamos. Aquí tendremos que cambiar algo el trazado original para entrar en el bonito pueblo de Urda. Callejeando por el, llegamos a la Plaza del Rodeo con su imponente arco, donde nos encontramos que está en obras. Tras rodearla nos dirigimos hacia la Iglesia de San Juan Bautista. Un imponente edificio religioso situado en la plaza de la Iglesia. Giramos a la izquierda para pasar por la Plaza del Ayuntamiento y tras observar alguna bici que otra, a lo lejos, nos acercamos junto al Santuario del Santísimo Cristo de la Veracruz. Aquí hay una kedada de bikers, que según pone en su dorsal, vienen desde Valdecañas.
     Después de unos minutos, salimos del pueblo por el camino de Consuegra. Un camino con ligera ascensión pero donde la velocidad de crucero está entorno a 30 km ph. Vamos animados y el grupo está compacto. Los chascarrillos no paran de salir. Subimos por la vega del río Amarguillo hasta llegar a la zona deportiva, donde giramos a la derecha para pasar junto a la Plaza de Toros de Consuegra. Parada obligatoria, para hacer la foto de los molinos y el Castillo, en la distancia.

     Aquí hacemos una mini parada para aliviar un poco las piernas, antes de comenzar lo bueno. Tras pasar por un pequeño sendero, nos adentramos en la subida de asfalto del Castillo, pero no por muchos metros porque nos salimos a la derecha a contemplar el mapa representativo, que hay en la zona de descanso y aparcamiento, del camino de Don Quijote. Aprovechamos a tirarnos mas fotos, antes de emprender sendero hacia la derecha para tomar el camino que rodea la montaña. Después de pedalear cerca de 1 km, llegamos a una zona de descanso, que pese a ser muy chula, no podemos hacer uso de ella puesto que nuestras piernas se quedarían frias de hacerlo. Giramos a la izquierda y nos encontramos con 2 opciones, de las cuales sólo una es la buena para subir. Y tan buena. Elegimos el sendero que nos marca la baliza del Quijote y emprendemos la subida. Subida que en un principio era sólo un tamo de apenas 200 metros. ¡¡¡¡que si llegan a ser mas!!!! Cada uno a su ritmo, sube como puede con todo el desarrollo metido. Piedras sueltas y arena sin compactar, hacen de la ascensión un poco mas difícil.

Si bien, al llegar a lo alto del primer tramo de ascensión, puedo ver que era el de menos porcentaje de subida. Madre, el tramo que venia a continuación. En la foto de la izquierda se puede ver. Aún mas largo y con mas desnivel.  De todas formas ha sido divertido subir por este sendero. Llegamos hasta el punto geodésico y volvemos atrás para hacernos unas fotos en los Molinos de Viento. Antiguos monumentos conservados en muy buen estado. Aquí las vistas son alucinantes de los llanos de la zona. Apenas hay alguna montaña hasta llegar a los Montes de Toledo. El día soleado invita a los visitantes a subir hasta aquí.










   
     Ahora toca bajar y para ello vamos de Molino en Molino, sorteando visitantes para pasar por la parte de atrás del Castillo y las derruidas murallas. Llegamos al primer Molino y nos planteamos bajar por las escaleras, dándonos cuenta que es imposible, tomamos un sendero que nos hace esquivar serpenteando las escalera. En la entrada al pueblo, se decide bajar por las escaleras, con certeza para no dar un buen rodeo. Este tramo es bueno y a alguno le hace poner pie a tierra y bajar haciendo empujabike. Los mas mañosos bajamos montados. Javi siempre en cabeza, lidera el grupito.
     Pasamos por la plaza y podemos ver la fiesta que había allí. Pasamos el río Amarguillo por un puente peatonal muy chulo llegando al Parque Consaburo que nos lleva hasta la Iglesia de San Juan. Aquí no paramos y continuamos saliendo del pueblo por la calle Velázquez que nos lleva al P.I. para salir al camino Cañada Grande en ligera ascensión y con un pedaleo muy vivo.
     Pedaleamos entre viñedos donde apenas hay arboles para poder refugiarse en tiempo de calor. El ritmo por estos lares es muy vivo, hasta el punto que uno de nosotros se ve bajo por el cansancio y reducimos el paso para ir en grupo. 

     Apenas estamos en el km 70,5 cuando llegamos al Río Algodor nos encontramos que debido a la cantidad de agua y a la profundidad de este, es imposible vadearlo. No había ganas de volver sobre nuestros pasos para intentar buscar otro paso. Intentamos de todo para poder cruzar, hasta que vemos unas huellas de motos junto a la valla que nos hacen pensar algo, que luego resultó no ser. Tiramos tras ellas hasta unos 100 metros que nos paramos por observar, al otro lado de la valla, un paso entre piedras donde el río nos da un respiro. Saltamos la valla de pinchos con mucho cuidado por un paso bajo y atravesamos el agua por encima. Aparentemente no hay salida, sólo a un sembrado. Un grupo de vacas nos reciben a la defensiva. Giramos a la derecha y nos toca volver a saltar otra pequeña valla en un vallado. Aquí salimos a un lado del sembrado donde parece que hay un sendero. Y digo que parece, puesto que, no lo hay. Ciclamos por el hasta salir al camino por el cual deberíamos de haber cruzado antes. Aquí ya las fuerzas de Jose hacen mella en el. Apenas 3 km nos separan de la llegada y ralentizamos la marcha (que nos viene de maravilla) para entrar en el pueblo por una calle que nos lleva directos a la Plaza de la Fuente Nueva. Después de cerca de 4 horas y media de pedaleo, llegamos a los coches donde después de saludos con Jose (que se marcha directo a casa) los demás nos dirigimos a comer algo, que nos lo habíamos ganado.
     Gracias a todos por la compañía en esta bonita ruta y nos emplazamos para la próxima ruta.