- Punto de partida y llegada: Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid)
- kms de la ruta: 31 kms
- Tiempo de la ruta pedaleando: 2:18:54 h
- Media del recorrido: 13,40 km p/h
- Velocidad Máxima: 71,5 km p/h
- Bikers: Felix, Goyo, Javi, Pepin, Dani, Raúl, Manu, Janton, Harry, Oscar, Felipe, Jose y Ángel (elchatanga)
- Fecha: 26 de Julio del 2015
Un pequeño descanso me ha hecho parar en esta acción de contar cada una de mis salidas en bici, para poderlas compartir a mi manera. La vuelta a estos relatos no es fácil, pero sin embargo me ayuda a plasmar mis andanzas sobre la mtb y eso me alegra. Dicho esto, comenzamos.
La ruta programada para hoy tenia un reto fuerte y a la vez nuevo para mí. La hora de levantarse es un poco temprano pero hay que aprovechar cuando sólo hay luz y no calor para salir a pedalear. Después de preparar todo salgo en dirección a Aldea del Fresno donde en Frigo he quedado con los chicos de "Pedales y Ruedines" a eso de las 7 h. Viene siendo habitual hace algunos años que la hora se quedada no sea la hora de salida y mas hoy. Apenas 15 minutos después llega Félix, que después de los preparativos de las neveras, carga su bici en la furgo de Javi el último, De momento somos 10 amigos pero aún faltan 3 que hemos quedado en la salida de la ruta con ellos. Nos disponemos a salir, ya montados en los coches, cuando a Harry se le olvida el mallot. Otra mini parada para salir definitivamente carretera en marcha. Cerca de 45 minutos después llegamos a San Lorenzo de El Escorial, justo después de cargar los hielos de las bebidas en las neveras. Allí nos encontramos con Jose, Oscar y Felipe que por parte de Manu vienen recomendados a esta ruta.
Empezamos a bajar las bicis y sorpresa: la de Harry tiene la cadena "chupada" y con una pinta muy mala para soltarla. Aplicando los conocimientos de mecánica pertinentes, no hay manera de ponerla bien. Tras no se cuanto tiempo intentándolo, salimos ya subiendo. Gran parte de este recorrido ya lo realicé el año pasado y sabia que iba a ser duro.
Sin apenas calentar, serpenteamos por una urbanización donde las curvas a derechas e izquierdas se suceden pero todas pican hacia arriba. El pelotón se estira y comienza a sufrir. Cada cual a su ritmo sube, sube, sube y sube como si el terreno no nos fuese a dar una tregua. Tras subir apenas 1 km y poco por asfalto, entramos ahora en nuestro terreno de tierra, donde no por ello baja el desnivel. Algún descanso nos deja, incluso alguna bajada por mitad de la montaña, antes de comenzar a subir "Las Zetas de El Escorial" en el km 3,5. Después de una pequeña indecisión de por donde ir, comprobamos que el empiece está delante de nosotros. Aquí no sirve correr sino poner cada uno su ritmo y al tran tran ir subiendo. Apenas hay espacio para una bici. Las raíces salen a nuestro encuentro y las piedras nos dificultan un poco mas (por si fuera poco) el pedalear en ascensión por esta sucesión de 16 curvas (pese a que yo había dicho que eran 7 antes de llegar, error de cálculo).
Nos encontramos de bajada con 2 bikers que muy amablemente se paran para dejarnos pasar. Debe de ser una pasada bajarlas y tendremos que venir otro día para ello. En el descansillo a la sombra de los arboles, vamos llegando poco a poco y fatigados. Pese a llevar poco pedaleando, ya posamos para la primera foto, jejeje. El camino ahora nos da un pequeño respiro y el grupo se estira hasta que a penas un par de kms recorridos, zas, pinchazo de Felipe entre risas. El primero. Equipo de reparación a la ayuda y mientras comenzamos a ingerir los primeros artículos que llevamos en la mochila pensando en lo que se nos venia encima en breve. Arreglado raudos y veloces, salimos ya por el asfalto roto de Abantos, por donde años atrás ciclaba la Vuelta a España, según me comentan. Aquí las rampas son rampas de verdad, las de mentira se quedan en otras cuestas. Pelotón estirado y me imagino que con todo metido en la bici, continuamos no se si contemplando el paisaje (que creo que no) o viendo la cuesta siguiente. Una sucesión de repechos y curvas reviradas nos hacen apretar los dientes y sufrir calentando bien las piernas. En cada giro a izquierdas se podía ver la inclinación de la siguiente curva a la derecha.
Breve parada en el km 8 para el reagrupamiento y podemos contemplar las vistas del Pantano del Tobar. Continuamos subiendo pero ya de forma mas relajada y en grupo hasta llegar a lo que se denomina el Alto del Monte Abantos. Fotos y mas fotos, "matan" el descanso del personal y hasta suben unos jeep muy chulos por la carretera. Siguiendo el gps de Oscar, reemprendemos la marcha girando en pocos metros a la derecha tras pasar un paso canadiense por una zona de ganado. Cuando creíamos que esto era lo mas alto, nada de nada. De nuevo se empina y entre piedras, pedruscos, raíces y demás ciclamos para arriba por un sendero mal llamado donde lo principal es tener suerte para no quedarte atrancado y poner pie a tierra. Unos lo hemos conseguido y otros no pero todos hemos subido. La alegría (que duraría poco) llega cuando emprendemos una bajada pensando que era el final, pero que ni mucho menos. Otro sendero rebuscado nos hace continuar subiendo, eso sí, hasta una de las vistas mas espectaculares que he podido disfrutar hasta ahora.
No se el nombre pero es un mirador desde el cual se puede contemplar todo el valle de El Escorial a nuestros pies. Cada cual haciendo fotos, reponiendo fuerzas, intercambiando chascarrillos, etc pasa el pequeño rato de parada.
Salimos con la idea de no parar mas y me pego a Oscar en cabeza disfrutando de los senderos pedreros por los que nos lleva hasta llegar al km 14. ¿que qué pasa aquí? Pues que el tío Félix con ruedas tubeless, PINCHA. Sí, es posible. El líquido parece estar pasado y sólo el es capaz de hacerlo. Tras examinar la rueda se decide poner una cámara, la cual una vez dentro de la cubierta, se pincha antes de inflarse. Se examina de nuevo y se pone otra cámara que le prestan y tras cerca de 25 minutos se consigue inflar. El tiempo perdido es considerable y pensamos, por un momento, en acortar la ruta. De momento continuamos bajando a gran velocidad, que pasada.
Después de 8 kms por el Monte Abantos, volvemos a pasar por el punto del km 8 para emprender subida junto a unos pinares por escasos 2 kms. Llagamos a punto mas alto y nos reagrupamos para emprender la primera bajada rápida del día. Pista ancha y con alguna curva donde se cogen velocidades muy altas y por supuesto, donde había que disfrutar.
Parada a pie de carretera junto a Robledondo y vemos que hay un reventón. Es Raúl que apenas a 300 metros, baja andando. Ponemos una cámara y solucionado. Aquí tenemos debate puesto que el recorrido trazado por Félix nos obliga a girar a la derecha para bordear una montaña y ante la necesidad de llegar pronto, tomamos uno a izquierdas que ya me conocía del año pasado. Muy rocoso en su principio y donde Félix ha tenido otro pinchazo. Otra cámara y para adelante. El calor comenzaba a sentirse y nos tenemos que refugiar en un árbol que localiza Javi para esperar a los de atrás. El descenso por el sendero estrecho y pedregoso se hace rápido en varios tramos y en uno de ellos doy con mis huesos en la arena sin daños ya que era el único sitio donde no había piedras, jajaja.
Estamos ya en la famosa Cruz Verde, donde alguno repone agua y podemos comprobar la cantidad de motos que hay. Aquí decidimos bajar por carretera para no tardar mas. El descenso es muy rápido y según el cuenta de la bici he bajado a 71,5 km p/h. Que pasada. Entramos ya en la zona de los coches y cargamos las bicis. Después de todo las protagonistas del momento son las 2 neveras que saca Félix, cargadas de botes, eso sí, sin alcohol que hay que conducir. Unos refrescos que nos han venido de vicio después del ruton del día. Espero compartir mas rutas con estos chavales de Aldea y con los de Navalcarnero, que me lo he pasado genial. Agradecer a todos los componentes de esta ruta la compañía prestada. NOS VEMOS EN RUTA.
Cuando pueda pondré el documento gráfico.
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